jueves, 30 de septiembre de 2010

EL CUARTO PROTOCOLO

Autor : Frederick Forsyth

Editor: Plaza & Janes 2002

En Londres, unos individuos, la crema de los ladrones de joyas, estaban ocupadísimos ejerciendo su noble profesión con la habilidad que proporciona el trabajo continuado de años, y por esta vez su resultado fueron unos diamantes muy conocidos en las fiestas de la alta sociedad británica.

Intervienen otros personajes más relevantes y del más alto nivel en el Servicio Secreto Inglés que afanosos van programando sus actividades al hilo de las de otros altos funcionarios de la KGB en Moscú, que fieles
a su política, tratarán de intervenir en los hechos de sus colegas ingleses
y desbaratar sus minuciosos planes.

Este es el inicio de una novela en la que se enfrentan los Servicios de
Contraespionaje de ambos países, de una parte el KGB, que intenta, siguiendo las directrices del Secretario del Partido, inclinar las Elecciones Generales en Inglaterra hacia el Partido Laborista.

En Alta Política internacional. el fin siempre justifica los medios, y ahora la única manera que parece eficaz al Kuonmittern es entrar en Inglaterra una bomba atómica, de tamaño reducido, solo para destruir Londres, y hacerlo pieza a pieza para su posterior montaje, todo está perfectamente pensado y dirigido para que pase inadvertido en las aduanas inglesas, este plan desestabilizará al Gobierno inglés pero...

Una pequeña indiscreción saltará la alarma de los Servicios Secretos Ingleses, y esa será la trama magníficamente diseñada en el libro, con una documentación que a veces nos lleva a pensar, si los nombres y los hechos serán reales pues están tan meticulosamente diseñados, que lo parecen.

El ambiente está tan bien conseguido, que se palpan las cálidas casas inglesas, con sus recargados y cómodos muebles, sus calles limpias y cuidadas, la cortesía de sus habitantes, y la niebla de sus calles.

El frió helador de Moscú, las calles heladas, las mil tramas enredadas entre el trabajo y los grandes intereses políticos, el frío en las almas, y la desesperanza aterradora de las gentes que están íntimamente seguras, de que hagan lo que hagan, su fin será el mismo, que encoge el alma.

Este es el típico ambiente enrarecido de las relaciones entre los países del Este, y del Oeste.

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