Editorial: Editores Mejicanos Unidos

Fecha: 1.993
¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen,
Rosas, rosas en mis dedos crecen
Mi amante besóme las manos y en ellas,
¡Oh gracia! brotaron rosas como estrellas
Esta es una estrofa de Juana de Ibarbourou, la poetisa uruguaya, no es este su nombre real pero es igual, es su poesía fresca, vital, oliendo a naturaleza.
He escogido este verso no porque sea el mejor, todos sus versos son buenos, amante y amada por la naturaleza, no imagina la vida sin ella, una veces se convierte en árbol, otras en flor.
Apasionada y sensual, imprime a sus poemas de una carga de erotismo dulce, ardiente, y su pasión embarga.
La cuna de pino, de su hijo pequeño, la imagina árbol en cuyas ramas, retozaron los pájaros y a cuya sombra se sentaron gozosos los pequeños a comer los dulces piñones de sus tardes de asueto.
Su poesía es suave y se vuelve negra cuando imagina su muerte, constante en su vena poética, pues ese miedo a ser enterrada la persigue permanentemente, se imagina bajo la tierra y viendo la primavera con los ojos de las plantas sembradas encima de su tumba.
Es romántica, liberal o tempestuosa cuando sus sueños la encrespan o su vida intima es amenazada por la vulgaridad, no es mojigata al contrario, tanto su prosa poética, abundante, como su poesía comparten su libertad ante la vida.
Romántica, vital, tierna, amable, sensual y tempestuosa esa es la poesía de Juana de Ibarbourou, la poetisa uruguaya.
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